Recuperado un vídeo censurado revelador y demoledor.
Un usuario lo ha vuelto a subir.
Si estás de acuerdo, ¡¡difunde!!
En la supuesta era de la información, de los estados de derecho, de las democracias consolidadas y otros decorados hollywoodenses biensonantes, la realidad es que estamos asistiendo a un escenario de escalada exponencial de control, represión y censura de toda información que difiere y disiente del relato oficial.
En este mismo blog estamos pudiendo asistir a ello, de manera que ya no se pueden visualizar, por ahora, siete de los vídeos que habíamos seleccionado como testimonio de profesionales sanitarios que tienen una mirada diferente sobre la llamada pandemia.
La censura es, en realidad una medida desesperada. Y tiene las patas muy cortas.
Por lo general, suele generar el efecto contrario al que pretende. Porque, entre otras cosas, basta que te digan que no puedes ver u oír algo para que crezca el interés por ello.
La censura levanta sospechas. En realidad, está delatando la mentira. Porque, ¿por qué debería censurar aquél que está seguro de su opinión y que se sabe poseedor de la verdad? ¿De qué tiene miedo aquél que se siente impelido a censurar? Cuando se quiere esconder algo, es porque se tiene algo que esconder. Sólo se censura desde la mentira.
El trillado argumento de que se hace para protegernos es tan falaz como peregrino. Sólo potencialmente efectivo para personas que han entregado ya por completo su soberanía, que han aceptado su sacrificio.
A la vez que crece exponencialmente la censura, también lo hace el número de personas que se hace preguntas, que ven incongruencias, grietas, mentiras, en la versión oficial de lo que está ocurriendo.
Señala el psicólogo Philip Zimbardo, que la obediencia ciega, la conformidad acrítica y la pasiva tolerancia frente al mal, son tres de los ingredientes que hacen que nos podamos deslizar por la pendiente hacia el mal.
La situación actual es mantenida a base de terror, a diferentes niveles.
La censura no tiene nada que hacer cuando la gente está dispuesta a ver.
Francesc J. Fossas
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