miércoles, 6 de mayo de 2020

El trauma como piedra angular


Decía en el siglo XVII el filósofo inglés John Locke "El hombre nace libre pero en todos lados está encadenado". ¿Por qué?
¿Por qué si el barco ha sido diseñado para navegar, tantas y tantas veces permanece anclado en el puerto?
Sin duda tiene que haber una causa profunda para una renuncia de esta naturaleza. A mi entender, la respuesta no está en el viento, tiene nombres y apellidos, y se llama trauma, el trauma de la desconexión con nuestra propia identidad, con lo que somos realmente, consecuencia de la presión, muchas veces “invisible” a la que somos sometidos desde el minuto cero por las normas, códigos, reglas, etc., de nuestra cultura.
El corazón partido. Se nos parte el corazón.
El apego inseguro rompe el cordón umbilical invisible que nos hace estar unidos con la vida. Esa es una separación no prevista, no estamos diseñados para eso.
Esta desconexión, que es adaptativa porque en esos momentos iniciales de la vida se trata de desconectarse o morir, nos debilita enormemente. Nos convertimos en una rama cortada de la vid. De la modalidad Ser, pasamos a la modalidad Ego, una forma de ser empobrecida, mentalizada, defensiva y dependiente. Inconscientemente seguimos necesitando algo o alguien que nos oriente porque hemos perdido el propio rumbo, nuestro GPS genuino, nuestra brújula natural asociada al sentido, la indentidad y la gratificación profunda. En realidad, permanece en lo profundo, pero le tenemos pánico (los porqué más detallados de eso serían para otro desarrollo). Eso nos mantiene en ese perpetuo estado de inmadurez, de obediencia, de ser perdonados, de deuda, de incapacidad de asumir nuestro propio destino. Ser gobernados es catastrófico, pero autogobernarse está interiorizado y asociado a la extinción. La renuncia nos salvó, entonces ¿cómo vas a renunciar a lo que te salvó si no contemplas y tienes a mano una alternativa?
Así que, hasta que no se identifica y se desata el nudo, seguimos eligiendo inconscientemente “lo menos malo”, una característica propia del funcionamiento en modo defensa. Mejor mal gobernados que muertos.
Por eso tenemos tanto pánico a morir, porque en realidad hemos aprendido a tener pánico a vivir.

Francesc J. Fossas

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